miércoles, 3 de mayo de 2006

Andreé Putmann y los extremos del diseño.


Por Armando Carranco

Pocas personas pueden afirmar que han participado en el diseño en todas sus facetas y escalas. Una de ellas es la francesa Andreé Putman (Paris, 1925), también llamada “La Gran Dama del Diseño”. Considerada como la guía espiritual del diseño interior, esta polifacética diseñadora lo mismo ha creado conceptos tan familiares hoy en día como el de “Hotel Boutique”, y al mismo tiempo ha diseñado escenografías para el cineasta Peter Greenaway. Ha creado sus propias fragancias, y por supuesto, la botella que las contiene. Ha diseñado el interior del mítico avión supersónico Concorde (ganado en concurso) y ha participado en innumerables propuestas interiores y decorativas para hoteles, residencias y oficinas en todo el mundo. No hay escala que Putman no haya abordado: desde plumas, lentes para el sol, sofás, y jaladeras para puertas, hasta el Museo de Arte Contemporáneo de Burdeos.



En entrevista para Ambientes, a propósito de su participación en el Design Week 05 de Monterrey, donde dicto una ponencia sobre su obra, Andreé Putman nos confesó su amor por la música de Jazz de Billy Holiday y Miles Davis.

Contra lo que pudiera pensarse, a pesar de su amplia trayectoria internacional, Putman lamenta que con la globalización se ha perdido la mano de obra artesanal y la individualidad que cada persona puede imprimir en su trabajo… “yo tengo mis pintores, mis carpinteros, que son entre ingenieros y poetas, casi artistas. Y al mismo tiempo, la globalización mantiene el discurso sobre la competencia de mano de obra barata. Me deprime mucho la idea de que un cliente me diga que ‘alguien lo puede hacer mas barato’. En ese sentido yo creo más en los regionalismos, producto de lo artesanal, que en la globalización”.

Una de las características más singulares de esta diseñadora es su pasión con la que trabaja y la congruencia de sus objetivos desde los inicios de su carrera profesional, en medio de las revueltas políticas y estudiantiles de 1968. Nunca ha estado de acuerdo con la imagen de lujo asociada al dinero y la arrogancia: “Siempre he trabajado con la idea de hacer cosas bellas accesibles a todos”.

De esta manera, su trabajo inició desde la crítica y la reseña de Arte para la Revista L’oeil (El ojo), y posteriormente trabajó como consultora de Marketing en el mundo de la moda. En 1978 recibe el reconocimiento mundial al organizar la colección de mobiliario clásico del Siglo XX para su recién creada empresa Ecart International, rescatando creaciones olvidadas de diseñadores como Mallet-Stevens y Eileen Gray.

A pesar del prestigio internacional que posee, Andreé Putman no se considera a sí misma como una diseñadora con actitud profesional. Afirma no leer nunca revistas especializadas de diseño y arquitectura. Tampoco le gusta intercambiar puntos de vista sobre su trabajo solamente con diseñadores y arquitectos. Prefiere rodearse de gente proveniente de múltiples campos de acción, sin embargo, al momento de crear basa su método de trabajo en la comunicación sincera y asertiva con los diferentes especialistas que participan en sus proyectos: arquitectos, artistas, ingenieros, etc.

Conocida por iconoclasta y su rechazo al “buen gusto y al elitismo”, Andreé Putman  afirma que… “entre materiales no hay diferencia de clases, no hay ‘nobleza’. Un edificio de mármol no es más importante que uno de concreto bruto que no ha sido terminado, porque cada material tiene algo que decir. Por ejemplo, el mosaico vidriado que se utiliza en Francia en casas de interés social es uno de los materiales que mas me gusta usar, pero combinado con otros materiales, en otro formato o color. Me interesa la búsqueda de darle a los materiales, nuevos usos distintos a los convencionales. Soy una obsesionada del contraste. En los textiles, por ejemplo, me gusta combinar una tela burda con irregularidades o elementos naturales propios con ribetes de seda o satín. Los resultados en la textura siempre son sorprendentes, impredecibles. En Francia existe un organismo especializado que se dedica a certificar las calidades de las telas por su regularidad o la homogeneidad en su factura. Hasta los cordones de las cortinas los certifican. Yo no podría trabajar jamás con esos criterios tan limitados”.

Esta actitud de rebeldía contra lo establecido, fue llevada al extremo en 1984, cuando llegó uno de los encargos más significativos de su carrera con el proyecto del Hotel Morgans de Nueva York, donde se creó el concepto- hoy tan de moda- de Hotel Boutique. Nunca supo que ella estaba creando todo un fenómeno comercial del futuro. “Cuando empezamos con esta idea queríamos cuestionar todo. Desde porque los empleados de los hoteles lujosos tenían que vestirse como monos de circo con esos trajes ridículos con pantalón blanco y una fajilla de color. Porque no podían vestirse normal, de negro con un traje sencillo y elegante. ¿Porque no hacerlo? Desde ahí empieza ese concepto que hoy le llaman “hotel Boutique”. Debido al éxito, le llegan los contratos para el hotel Im Wassertum de Colonia, Le Lac de Tokio… y un largo etcétera.

Siempre atenta a los últimos sucesos en materia de diseño y arte, Andreé Putman ha lamentado que el minimalismo en diseño interior se haya transformado en una caricatura, donde tal parece que el objetivo es crear un ambiente… “donde te sientas como adentro de un refrigerador”.

“Veo el futuro del diseño con un optimismo razonable, sin embargo, lamento mucho que el diseño interior se haya convertido en un fenómeno de moda, al que se le da gran importancia mediáticamente. Es muy agradable saber que la gente le da valor, pero siento que esto es mas por estar de moda, que por su importancia cultural. Por esta razón, cuando algo es simple moda, nuevas generaciones en un futuro dirán con desprecio: ¡Como fue posible que nuestros padres compraran este tipo de muebles! Hay muebles maravillosos de los años 50’s, grandes ejemplos que mucha gente hoy desprecia por ignorancia, ya que los valora en función de la moda actual y no por su belleza y utilidad que son atemporales”.

Por esta razón, Andreé Putman siempre busca alcanzar ese aire de atemporalidad en su obra, donde la luz es prioridad por ser un elemento relacionado con lo eterno al igual que el espacio.



Breve perfil de una gran diseñadora.

  • Un arquitecto: Frank Lloyd Wright. Un genio
  • Un arquitecto actual: Muy pocos... Jean Nouvel.
  • Christo & Jean Claude: Me gustan mucho. Los conocí muy bien. Trabajamos juntos en un proyecto para la Torre Eiffel que nunca se llevo a cabo.
  • Artista mexicano que admire: Lamento no conocer artistas ni arquitectos mexicanos. Es mi primer viaje a México. Yo sé que hay personajes destacados, pero no los conozco.
  • Un libro: Todo Marcel Proust
  • Una película: El Acorazado Potemkin
  • Un edificio: La interminable Catedral de la Sagrada Familia de Gaudí.
  • Una fragancia: La que yo inventé.
  • Mi obra favorita: La intervención para el Museo de Burdeos, que era una gran bodega del siglo XVIII con bellísimas vigas de madera.
  • Mi trabajo: Secreto.
Entrevista publicada en mayo del 2006 en el No. 8 de la Revista AMBIENTES, Grupo Editorial Expansión