viernes, 1 de mayo de 2009



ITESM CAMPUS INTERNACIONAL CUERNAVACA
Estudiar en el bosque mágico.


Por Armando Carranco

“Entonces, queremos algo espectacular”, fue la petición concreta del Dr. Rafael Rangel Sostmann, Rector General del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey a los arquitectos proyectistas, como conclusión de la última de numerosas juntas de trabajo entre los miembros del Consejo y el equipo de arquitectos. Y es que la difícil historia de este conjunto escolar pasó por momentos cruciales que pudieron cambiar radicalmente el resultado que hoy vemos. “Durante algunos años el proyecto se pensó como una serie de edificios de estilo “colonial” o algo así. Era un proyecto muy esperado que levantó mucha expectación entre los miembros de la comunidad, incluso se llegaron a dibujar algunos planos con esa imagen historicista”, comenta para OBRAS el Arquitecto Juan Carlos Pérez, director del proyecto ejecutivo final. La imagen pintoresca de Cuernavaca pesaba en el imaginario colectivo de los involucrados y la larga idea acariciada durante cerca de 20 años de tener un gran Campus central entusiasmaba enormemente a todos. “Cuando logramos presentar nuestra propuesta, que era totalmente en un lenguaje contemporáneo, provocó miedo entre los consejeros. No sabían si eso pudiera agradarle a la gente. Dudaban que la arquitectura contemporánea tuviera cabida en un lugar como Cuernavaca y hubo cierto rechazo. Tuvimos que trabajar muy duro, los convencimos y finamente hoy, este edificio es motivo de orgullo. Pero la orden del Rector fue contundente: Ok, vámonos con la arquitectura moderna pero entonces, que sea espectacular”. El reto estaba planteado.

Genius Locci. El espíritu del lugar.

Egresado del mismo ITESM, campus Monterrey en 1973, el Arq Juan Carlos Pérez González ha proyectado otros edificios de la institución desde hace varios años, como los campus de Puebla y Morelia, entre otros. En esta ocasión, desarrolló el diseño arquitectónico del Campus Cuernavaca con la ayuda de los arquitectos José Angel Camargo Híjar y Ramón Torres Palomares, haciendo énfasis en dos puntos: la imagen de vanguardia y el respeto al entorno natural.

“Cuando conocimos el sitio nos dimos cuenta de la fuerza que tenía, era un paisaje emocional y había que respetarlo”. Efectivamente, los terrenos adquiridos -después de un difícil proceso por problemas ejidales- eran prácticamente inútiles para la siembra por ser suelo volcánico, pero muy valiosos por el ecosistema milenario que aún sobrevive. Con árboles de especies catalogadas y protegidas, cactáceas, enormes órganos de caprichosas formas, un suelo cubierto por lava volcánica y un clima intensamente cálido-húmedo, las 31 hectáreas donde se levantaría un ambicioso plan maestro educativo planteaba como reto adicional una minuciosa adaptación al entorno. En palabras del Arq. Pérez, la solución era reducir la superficie de desplante, “por eso decidimos hacer una mesa con patas, es decir, tocar lo menos posible el terreno y simplemente hacer algunas obras de adaptación en los elementos naturales adyacentes a los edificios”. La volumetría final del proyecto incluyó dos edificios largos de cuatro niveles cada uno y paralelos entre sí, alineados oriente-poniente donde se resuelve el programa de aulas,

salas de universidad virtual, laboratorios de química, física y biología, electrónica, redes industriales, redes Cisco, sistemas inteligentes, robótica y cabinas de radio y TV. En las plantas bajas se incluyen biblioteca, cafetería, cuartos de servidores y servicios generales, con los espacios administrativos y de dirección en el segundo piso. Sin embargo el elemento mas destacado visualmente del proyecto es la gran corona de remate de nueve metros de altura en su peralte máximo que envuelve el conjunto a manera de cuadrado y que sirve básicamente como una gran visera de paneles de aluminio para sombrear los dos edificios y la plaza central, ya que el clima de esta zona del estado de Morelos puede alcanzar los 40° Centígrados en verano y humedades superiores al 80%. “El sol quemante del lugar fue otro reto que los consejeros nos pidieron que tomáramos mucho en cuenta en nuestro proyecto. Nuestra propuesta en concepto es muy sencilla: una planta muy racional que incluye dos edificios ligados con unos puentes en la parte alta, para dejar intacto el suelo y finalmente, sobreponer esa enorme cubierta que sombreara todo el conjunto”, agrega el Arq. Juan Carlos Pérez.

Con la ayuda de biólogos y la incorporación de dos arquitectos paisajistas expertos residentes de Cuernavaca, se inició un trabajo de “clareo” del bosque, es decir, se limpió el terreno de matorrales, hojarasca y basuras naturales y se procedió a trazar los edificios, seleccionando las especies milenarias más valiosas, así como otros ejemplares notables. En algún momento del proyecto, uno de los edificios se tuvo que mover tres metros de su posición original para salvar uno de los árboles.

Y la magia apareció.

Durante los trabajos de levantamiento y catalogación de especies nativas, los biólogos identificaron nueve árboles centenarios cuya posición correspondía al trazo de la constelación de las Pléyades. Tomando en cuenta la cercanía con la zona arqueológica de Xochicalco, que funcionaba como centro de observación astronómica, y de la relación del ciclo anual de las Pléyades con los calendarios prehispánicos como el Tzolkin maya o el Tonalpohualli mexica, estos nueve habitantes se convirtieron literalmente en los protagonistas “centrales” del proyecto. Dos arquitectos paisajistas vecinos del sitio, el suizo Hubert Rogenmoser y el japonés Sadayoshi Kogiso se dieron a la tarea de darle forma final al “bosque mágico”, como se le llamó desde entonces a esta pequeña gema nativa, que se incorporó como el elemento central de la composición del proyecto arquitectónico. Así, el bosque mágico fue adicionado con una caída de agua, pastos, piedras del lugar, mobiliario exterior y un minucioso trabajo de rescate ecológico de la vegetación viva. De esta manera, la isleta del bosque mágico también se convirtió en el generador de un micro clima al interior del conjunto, que el proyecto arquitectónico buscó enfatizar a través del efecto Venturi de viento, donde las corrientes naturales de aire se direccionan con la posición de los edificios y toman la humedad que produce el jardín central, generando una refrigeración natural fresca y controlada.

Proyecto sostenible.

Como parte del programa Campus Sostenible impulsado por el ITESM en todas sus instalaciones, el proyecto de Cuernavaca busco desde el diseño arquitectónico implementar instalaciones, equipos y tecnología de vanguardia para reducir los consumos de energía eléctrica, agua y gas, entre otros. Así, por ejemplo, la climatización de los edificios se resolvió apoyando el sombreado de la monumental corona con la inclusión de vidrios de baja emitancia (Low-E) a base de una pintura cerámica impresa sobre el cristal templado de color tintex claro. Con esta solución, la ganancia térmica que pudieran tener los espacios expuestos al sol directo cuando no recibieran sombra de la corona monumental disminuiría considerablemente. Aún así, se proyectaron, solo como complemento, la utilización de equipos de aire acondicionado de última generación con novedosos sistemas de enfriamiento que consumen mucho menos energía eléctrica que un equipo convencional.

Para surtir agua caliente en baños se instalaron paneles solares que aprovechan los intensos y numerosos días de sol que tiene la región, así, el consumo de gas es prácticamente nulo. Se instaló una planta de tratamiento de aguas para reutilización en agua de riego para las extensas zonas verdes y hoy existe un establecimiento de composta en la zona de depósito de basura para los desechos de comida de la cafetería y de los jardines.

Sin embargo, uno de los puntos más importantes del proyecto fue la reutilización de la piedra producto de excavación, que se laminó y se colocó como acabado final de recinto negro, disminuyendo los costos de adquisición de nuevos materiales y eliminando la contaminación por transporte y fabricación que hubiera significado traer material de otra región. Otros lotes de piedra basáltica de excavación se utilizaron como agregado en concretos ciclópeos en muros de contención y rellenos de cavernas en la cimentación.

“Que tan sustentable es este proyecto? No lo sé. Cuando iniciamos el trabajo no nos propusimos tener algún grado de sustentabilidad o incluso certificar el proyecto. Hoy todo mundo califica estos edificios como sustentables, así se ha escrito en otros medios. Bueno, si hay un consenso, entonces es sustentable”, agrega el Arq. Pérez

Retos constructivos.

Reducir al máximo la superficie de desplante para disminuir la afectación al sitio, significó levantar algunos elementos del programa, en este caso las circulaciones. Los dos puentes monumentales de 85 metros de largo que conectan ambos edificios por sus dos extremos son soportados en sólo cuatro puntos. En los extremos se ubicaron dos macroapoyos de concreto presforzado con grano de mármol expuesto construidos por la experimentada empresa líder de prefabricados de concreto PRETECSA. Dichos apoyos, incluyen interiormente las circulaciones verticales, escaleras y elevadores, así como sanitarios. Funcionando como “las cuatro grandes patas de la mesa”, estos elementos de concreto contienen por adentro unas grandes costillas estructurales de casi 9 metros de altura. Por la resistencia del terreno, se utilizaron zapatas aisladas como cimentación, columnas de concreto y losas nervadas de concreto armado en dos sentidos como sistema constructivo.

Pero los retos no terminaban aún, cuando surgió uno nuevo. Debido a la ubicación de los terrenos al margen de la Autopista del Sol, viniendo del sur surgía el problema de cruzar la autopista para ingresar al campus y, peor aún, salir del conjunto para regresar a la ciudad de Cuernavaca implicaba tomar en dirección contraria, pagar la caseta de cobro y retornar en “u”, volver a pagar y pocos minutos después pasar nuevamente frente al campus, pero en los carriles de enfrente. Esta incoherencia de aspecto vial se resolvió con la construcción de un puente vehicular que conecta el campus con ambos sentidos de la autopista. Sin embargo, la obtención de los permisos por parte de la SCT y el nulo apoyo económico de los gobiernos federal y estatal para este puente significó molestias, retrasos en obra y modificaciones al presupuesto.

La cercanía con la autopista es otro punto que preocupaba a la comunidad. Posibles incomodidades por ruido y contaminación fueron resueltas aprovechando el desnivel natural del terreno con la carretera. “La carretera pasa en desnivel hacia abajo y eso nos ayudó. Lo que pensamos fue hacer un ejercicio de proyección de escalas. De la escala macro de la carretera a alta velocidad pasas progresivamente a una escala media de las circulaciones vehiculares interiores y el estacionamiento, para descender del automóvil, caminar y ser recibido por un edificio de escala monumental, pero apropiada para el ser humano donde no te sientas apabullado sino a gusto. Cuando has entrado a la plaza central, sombreada, con el sonido del agua, la carretera prácticamente ni la ves ni la oyes”.

Vanguardia e identidad.

Este es el primer campus internacional del ITESM, que busca atender alumnos extranjeros con el objeto de aprovechar el intercambio cultural que pudiera generarse entre una comunidad de diferentes nacionalidades. Actualmente el 20% de la población estudiantil – cercana a los 2,000 alumnos- es de origen extranjero. Con esta muy particular característica, el proyecto arquitectónico fue objeto de intensas discusiones sobre la imagen que debería mostrarle Cuernavaca al mundo. Para Juan Carlos Pérez no había duda en apostarle a la vanguardia como símbolo de identidad. “Nuestro proyecto es ya un punto de referencia, no sólo desde el punto de vista urbano o de paisaje, sino en lo temporal, pues ha marcado un sentimiento de orgullo entre los habitantes del estado de Morelos por poseer un ejemplar de arquitectura contemporánea que antes no tenían. Su arquitectura histórica y tradicional es de una presencia tan fuerte que había inhibido la aparición de la arquitectura mas contemporánea. El temor que despertó originalmente nuestro proyecto fue claramente superado cuando la comunidad vio en estos edificios una referencia de tiempo: ¿de donde soy? ¿a dónde voy? ¿de donde vengo? Hoy la imagen del campus se proyecta como la parte progresista y vanguardista del estado de Morelos. Lo vemos en los anuncios políticos, turisticos, en todos lados. Los morelenses están orgullosos de tener arquitectura contemporánea en su estado. El mismo presidente Calderón, cuando inauguró el campus en marzo de 2008, espontáneamente modificó su discurso y dijo sentirse inspirado por esta arquitectura y mencionó parafraseando a Ortega y Gasset que debemos ser referencia, no copia. Debemos ver en grande, como vieron quienes diseñaron la arquitectura de estos edificios”.

Plan Maestro.

El Campus Internacional Cuernavaca del ITESM forma parte de un ambicioso plan maestro denominado Parque Tecnológico de Cuernavaca, que incluye la construcción de laboratorios y salas de demostración para empresas del sector automotriz, belleza, biotecnología agraria, telecomunicaciones y farmacéutica, que vinculen la academia y la investigación científica con la industria y el sector productivo. La inversión requerida para el primer edificio fue de 52 millones de pesos aportados por el mismo Tecnológico de Monterrey (46%), la Secretaría de Economía federal (36%) y el Gobierno del Estado de Morelos (18%).

Esta primera etapa ya es un hito. El resto del conjunto tiene como objetivo generar una especie de pequeña ciudad universitaria donde habrá residencia de estudiantes, profesores e investigadores, canchas deportivas, laboratorios, auditorios, etc., caminando por la misma línea: combinar arquitectura de vanguardia, respeto al entorno natural y la afirmación de la identidad del sitio.


Artículo publicado en la Revista Obras, Grupo Editorial Expansión en el No. 437 el 1 Mayo de 2009