jueves, 1 de junio de 2006


MUSEO DE ARTE POPULAR
Un antiguo edificio que se ganó la vida.


Por Armando Carranco


Una larga historia. La antigua Estación de Bomberos y Policía.

La historia comienza en 1928 cuando es puesta en funciones la flamante sede de la Estación de Bomberos y Policía, proyectada por los arquitectos Vicente Mendiola y Guillermo Zárraga, en un lenguaje arquitectónico muy propio de la época, que hoy denominamos Art Deco, caracterizado por su ornamentación geométrica y el muy mencionado “conflicto” entre arco y dintel, que generó vanos con esquinas ochavadas. En su tiempo este edificio simbolizaba, como algunos otros, los anhelos de una sociedad cosmopolita y en transición hacia la modernidad. De esta manera, la esquina formada por las calles de Revillagigedo e Independencia, donde se ubica el inmueble, fue referencia importante de muchos capitalinos.

A lo largo de su intensa, pero inestable vida útil, la antigua sede de Bomberos y Policía de la ciudad ha sido además oficina de la Tesorería del Distrito Federal y posteriormente, oficina de la Secretaría de Marina hasta fines de los años ochenta. Siguió un largo periodo de abandono del edificio y su entorno urbano inmediato, sobre todo por las consecuencias de los sismos del 85. En 1997 se propuso la creación de un museo de Arte Popular por parte de un grupo interesado y se gestiona ante el Gobierno de la Ciudad la adquisición del edificio para este fin. En 2003 inician las obras formales de readaptación del edificio para su nuevo uso. El pasado 28 de febrero de 2006 fue inaugurado el nuevo Museo de Arte Popular MAP.

El proyecto de restauración.

Debido a estos múltiples cambios de uso, fue necesario incluir en el proyecto general de restauración el retiro de todas las instalaciones existentes, que resultaban obsoletas y poco eficientes para su nuevo uso, así como el desmantelamiento de tuberías, ducterías, cancelería, y todas las adiciones posteriores que no pertenecieran al proyecto original.

Por otra parte, aunque el edificio presentaba hundimientos diferenciales muy pequeños, se destacó que había tenido un buen comportamiento estructural frente a los sismos que le ha tocado sufrir a lo largo de su vida útil. Sin embargo, se optó por reforzar los muros perimetrales de concreto armado y otros interiores de tabique mediante la adición de aplanados de mortero cemento-arena con refuerzo de malla electrosoldada, a veces por una cara y en otros casos, por ambas caras. También se integraron muros de concreto armado en algunos entre-ejes para rigidizar el edificio contra sismos.

Adicionalmente, se agregaron dos mezzanines con estructura metálica exenta para ampliar las áreas de bodega y servicios de comedor y baños de empleados. El proyecto estructural fue realizado en el despacho Colinas de Buen.

El proyecto de restauración contempló el rescate de la mayoría de los elementos mas importantes y significativos de la construcción original; como la escalera principal que incluyó la recuperación y limpieza de sus bronces, las lámparas de iluminación del patio central, las puertas de cedro con sus relieves originales, los relieves de piedra exteriores de la autoría del escultor Manuel Centurión, las asta-banderas originales de la fachada, entre otros. Destaca, asimismo, la restauración del torreón que domina la esquina del edificio, donde se repararon y limpiaron sus componentes, especialmente el acabado de azulejo vidriado de tonos amarillo y azul de la cúpula.

Cabe mencionar los arreglos exteriores en banquetas y guarniciones, repavimentación, cableado subterráneo, reposición de mobiliario urbano, etc. que el Gobierno del Distrito Federal realizó casi simultáneamente a las obras de adecuación del MAP, como parte del Programa de rehabilitación del Centro Histórico que se ha llevado a cabo desde hace algunos años en la zona y que incluye la realización de obras con capital público y privado en la Plaza Juárez, junto a las nuevas sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el Hotel Sheraton, la reapertura del Teatro Metropolitan, los nuevos complejos habitacionales como el desarrollo Puerta Alameda, entre otros, a los que hoy se suma el renovado edificio de Bomberos, haciendo de esta esquina una de las mas bellas de la ciudad.

El proyecto arquitectónico.

Correspondió al arquitecto Teodoro González de León la realización del proyecto arquitectónico para el mejor aprovechamiento del edificio. En este sentido, el Dr. Xavier Cortés Rocha, Director de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de CONACULTA, en entrevista para Obras, nos comenta: Cuando nosotros llegamos para administrar y dirigir la obra, el proyecto del arquitecto González de León ya estaba realizado. Lo revisamos y nos pareció un proyecto muy atinado y respetuoso, que introduce elementos contemporáneos valiosos, como la escalera helicoidal en el torreón, los patios posteriores y las divisiones de cristal.

La edificación se desplanta sobre un lote de 1,767 m2, contando con cuatro niveles sobre la banqueta haciendo un total de 5,161 m2 construidos. De éstos, 2,469 m2 corresponden a áreas de exposición y 2,692 m2 a servicios y oficinas.

El concepto general del diseño se basa en la clara diferenciación entre los elementos pertenecientes a la intervención –en un lenguaje plenamente contemporáneo- y los componentes originales de la obra de 1928, siempre en un intento de respetar al máximo la edificación original. El inmueble, desde el principio mostró sus bondades en la calidad espacial, con alturas de entrepiso muy generosas para albergar instalaciones, plantas libres y flexibles, y sobre todo, el aprovechamiento del patio central.

De la misma manera, el despacho del Arq. González de León se encargó de coordinar a los diferentes especialistas en la adecuación de la infraestructura necesaria para operar el museo, como es el caso de las instalaciones eléctricas, hidráulicas, sanitarias, voz y datos, sonido, sistemas de seguridad, sistemas contra incendio, etc.

En cuanto a la fachada principal hacia la calle de Independencia, el proyecto vislumbró  aprovechar los tres grandes arcos que en su momento funcionaron como salidas a los cajones de estacionamiento de los carros y motobombas de bomberos, desde donde arrancaban a toda velocidad al lugar del siniestro. Dichos arcos fueron cerrados con canceles de cristal transparente sin manguetería manteniendo así un diálogo respetuoso con los elementos originales de la fachada, ya que este contraste permite al visitante distinguir la obra original de la intervención, y además define y jerarquiza el acceso principal ubicado en el arco central. Los arcos laterales funcionan como atractivas vitrinas-escaparates para el café y la tienda, invitando al peatón a pasar a admirar los objetos que ahí se venden, y de paso dar un vistazo de lo que el visitante podrá encontrar en las salas del museo.

En la misma planta baja, se encuentran la mencionada tienda, cafetería, y una sala de exposiciones temporales, en el extremo opuesto al acceso principal.

En los siguientes tres niveles, se organizan las salas de exposición permanente y en el extremo poniente, las áreas de trabajo administrativo y gobierno, donde destaca el uso de elementos de acero inoxidable, cristal y aluminio, así como la iluminación natural cenital, lograda por la apertura de las losas en cada nivel, ganando así, una especie de patio de luz que genera un ambiente muy adecuado para el trabajo.

El patio central.

Cabe destacar la intervención del patio central, donde se decidió cubrirlo con un gran domo de cristal en base a una propuesta inicial del Arq. González de León. Para esta empresa se solicitó la asesoría y el apoyo del Dr. Gerardo Oliva, especialista de la UNAM en cubiertas ligeras y sistemas estructurales, quien afinó a detalle el diseño inicial.  La solución presentada, después de una larga serie de análisis y ensayes matemáticos, consistió en una retícula de tubos metálicos con un sistema de nodos articulados para definir la doble curvatura de su geometría y que también resolviera el sistema de sujeción de las placas de cristal inastillable de 1”, asegurando la correcta posición de cada pieza.

Este patio central es hoy uno de los elementos que le otorgan en gran medida su personalidad al edificio. El objetivo fue ganar un gran espacio flexible y abierto que pudiera ser utilizado, sin importar las condiciones climáticas externas, como área de usos múltiples. Por otra parte, además de funcionar como espacio distribuidor hacia los diversos locales del edificio, es un importante generador de luz natural para todo el inmueble. Para reforzar el carácter espacial de este lugar se colocaron cuatro palmeras en las esquinas del patio, que destacan por el contraste entre el verde natural de su follaje con las paredes blancas de las fachadas interiores y el gris claro del piso de mármol Santo Tomás busardeado.

Proyecto museográfico.

Uno de los aspectos mas destacados del MAP es su guión museográfico que tuvo objetivos muy definidos desde el principio. Realizado por el Arq. Jorge Agostoni, se tomó en cuenta básicamente el aprovechamiento de los espacios que brindaba el edificio con un mensaje muy claro. En entrevista para Obras, el Arq. Agostoni comenta que.... “Se trató de evitar la apariencia de tianguis o de una gran tienda de artesanías. No queríamos presentar las piezas rodeándolas de un entorno artificial, donde recreáramos una casa indígena, un mercado o maquetas. Se trató de evitar la presentación etnográfica. Las piezas están exhibidas como obras de arte, como en cualquier museo de arte, porque eso son. Las colecciones son presentadas con toda intención en un entorno que contraste la museografía con la pieza artesanal. La limpieza del cristal de las vitrinas, los herrajes de acero inoxidable, la iluminación son una perfección industrial y minimalista que contrasta con la calidad artesanal y el proceso de manufactura de la mano del hombre de la pieza en exhibición. Para presentar el contexto de los objetos nos apoyamos en el uso del video. Por eso hay pantallas de TV y computadoras en todas las salas donde se ven imágenes reales tomadas en los sitios originales. Ahí se ven las festividades, la gente, los pueblos. En la vitrina se ven las cualidades plásticas y expresivas de las piezas”.

El guión museográfico organiza la colocación de las piezas en un orden temático-conceptual. Sin imponer rutas obligatorias, dicho guión sugiere hacer el recorrido de arriba hacia abajo. Esto implica subir al elevador panorámico y apreciar el patio central y las fachadas interiores desde diversos puntos de vista. En los tres pisos de exposiciones, los pasillos del lado oriente se prolongaron hacia el interior de las salas con la ayuda del diseño del plafón a partir de una retícula de aluminio anodizado color negro, que conduce al espectador y resalta la profundidad del espacio de las salas. Estos corredores, que el Arq. Agostoni denomina “calles” son los ejes principales de circulación que van guiando el recorrido del espectador.

Los restantes pasillos que rodean al patio central fueron diseñados aprovechando las antiguas ventanas que miran al centro del patio como vitrinas para exposición de piezas de los grandes maestros. Al interior de las salas, el plafón reticular de aluminio negro cumple una discreta función decorativa y la posibilidad de registrar las instalaciones ahí alojadas. Los muros fueron enyesados y pintados de blanco para neutralizarse y dejar que las piezas expuestas destaquen por si mismas.

Por otra parte, hay que hacer notar las aperturas logradas en algunas losas con el objetivo de dejar pasar luz natural al interior, como el domo que ilumina el mural del Maestro Miguel Covarrubias, (rescatado del antiguo Hotel del Prado) y el tragaluz de doble penetración desde la azotea, pasando por la sala del tercer nivel hasta rematar en el segundo nivel, haciendo reminiscencia de los agujeros en las losas donde se ubicaban los tubos de descenso para los bomberos, y que la museografía enfatiza ayudándose de un cilindro de cristal curvo.

Cabe mencionar que, debido al gran número de piezas con que cuenta la colección, -además de las que se pretende conseguir para incrementar el acervo- no será posible exponer la totalidad de piezas simultáneamente. Además, algunos objetos, por su calidad artesanal y los materiales con que fueron hechos, no es conveniente que sean expuestos todo el tiempo, por lo que las exposiciones “permanentes” no lo serán tanto, ya que se pretende sustituir periódicamente por otras de tipo y calidad semejante. De esta manera, las exposiciones serán renovadas y el público podrá asistir con cierta frecuencia de tiempo y descubrir nuevos objetos en cada visita, reviviendo así su interés.

Finalmente, después de un largo proceso, el MAP ha abierto sus puertas resultando en dos grandes avances para el panorama cultural mexicano. Por una parte, mostrará en óptimas condiciones lo mejor que grandes artistas mexicanos han aportado para forjar la identidad de nuestro país a través de su oficio, su sensibilidad y su creatividad; y por otra, se ha rescatado y renovado un bello y elegante edificio que no merecía caer en el abandono. El Arq. Agostoni concluye que “...los edificios también tienen que ganarse la vida”.


Artículo publicado el 1 de junio del 2006 en la Revista Obras, Grupo Editorial Expansión No. 406